PARTE V
• Cristina Bonnin-Arias
• Sara Gutiérrez-Jorrín
• Xabier Rodríguez-Alonso lentes inteligentes a la luz
• Celia Sánchez-Ramos.

Las alteraciones maculares son la mayor causa de ceguera en sujetos mayores de 65 años. La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es actualmente la causa más frecuente de ceguera irreversible en la población mayor de 60 años en los países desarrollados. En su etiología están implicados tanto factores genéticos como ambientales tales como el tabaquismo, la dieta y la exposición a la luz. Estudios epidemiológicos sugieren una relación importante entre la exposición a la luz y el desarrollo de la DMAE. Por este motivo, actualmente, el riesgo de daño retiniano es más elevado debido a la alta exposición a luz natural, ambiental y de dispositivos electrónicos.
La coloración amarillenta de la mácula se debe a la presencia de un pigmento fotosensible que la recubre y que actúa como un filtro. Entre sus funciones se encuentra evitar que las longitudes de onda cortas alcancen el área central de la retina.
Por otro lado, el cristalino envejecido absorbe la luz violeta-azul, es decir, la radiación visible de longitud de onda más corta y potencialmente más tóxica. Tras la aparición de catarata con la edad, el único tratamiento actualmente disponible es la extracción del cristalino mediante facoemulsificación e implantación de una lente intraocular.

Desde los años 90 se implantan lentes intraoculares con filtro amarillo que absorben longitudes de onda corta reduciendo la exposición a la luz violetaazul a la retina, asemejando su transmitancia a las características de absorción del cristalino.
El efecto de los filtros ópticos amarillos ha sido probado en modelos animales y otros escenarios experimentales demostrando que las bandas de luz de longitud de onda corta provocan cambios degenerativos en la retina, y que el filtro óptico amarillo disminuye el riesgo de daño fototóxico. Sin embargo, no existen aún trabajos concluyentes en humanos que demuestren el factor protector del filtro amarillo.
En este capítulo se va a exponer un experimento clínico hecho en humanos con y sin protección en el cristalino artificial implantado (lente intraocular). Esta investigación fue realizada por el Grupo de Neurocomputación y Neuro-Robótica dirigido por Celia Sánchez-Ramos en la Universidad Complutense de Madrid.
Los objetivos del estudio fueron comparar los cambios producidos en el espesor macular mediante tomografía de coherencia óptica (OCT) en sujetos operados de cataratas con implante de lente intraocular transparente en un ojo y en el ojo contralateral con implante de lente intraocular con filtro de absorción de longitud de onda corta (amarillo). Además, se evaluó y se comparó la presencia de patologías maculares presentes tras la implantación de ambos tipos de lentes.
La muestra estuvo formada por 62 ojos de 31 pacientes pseudofáquicos sin alteraciones maculares previas al 2006, cuya característica principal fue que el mismo individuo presentara un implante de lente intraocular transparente (con filtro ultravioleta (UV)) en un ojo y un implante de lente intraocular con filtro amarillo y UV en el ojo contralateral.
A cada participante se le ha realizado un seguimiento desde el 2006 hasta la actualidad mediante una evaluación de la función visual (agudeza visual y sensibilidad al contraste) y una valoración del espesor macular mediante tomografía de coherencia óptica (OCT). Tras el análisis realizado, no se encontraron diferencias significativas al comparar las variaciones intraoculares del mismo individuo con relación a la variación del espesor macular medio.
En cuanto a la incidencia de patologías, de los 31 pacientes evaluados, 11 habían desarrollado patologías desde el inicio del estudio en 2006. De este grupo, 3 desarrollaron membranas epirretineanas que desestructuraron la mácula y daban valores de espesor anormalmente mayores, uno desarrolló una membrana neovascular epirretineana con aumento en el espesor macular y que necesitó tratamiento, dos desarrollaron edemas maculares por degeneración macular húmeda que produjeron también aumento en el espesor macular y cinco sujetos sufrieron alteración del epitelio pigmentario de la retina.
La proporción de casos a los que se les había implantado la lente con filtro amarillo que desarrollaron patología (1 de 29) fue significativamente menor que los casos a los que se les había implantado la lente transparente.

Además, se ha observado un aumento de espesor macular en la última fase con respecto a la analizada anteriormente debido a la presencia de patologías asociadas a edema macular y, por tanto, engrosamiento del tejido. El aumento de espesor fue mayor en los ojos que llevaban implantada la lente transparente lo que confirma, a su vez, la mayor incidencia de patología.

Las lentes oftálmicas que absorben diferentes longitudes de onda o atenúan una alta intensidad lumínica proporcionan un elemento protector para el sistema ocular; aunque para ratificar estos resultados, son necesarios futuros estudios experimentales prospectivos con un tamaño de la muestra superior y con mayor tiempo de seguimiento.

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