Se conocen cifras abrumadoras de lo que nos depara el futuro en el inminente crecimiento de la población miope. Y así lo han expuesto la OMS y el BHVI, quienes indican que habrá un incremento en los miopes de 1.4 billones a 4.7 billones del 2000 al 2050 y de alta miopía (-5.00 Dpts o mayor) de 163 millones a 938 millones (aproximadamente el 10% de la población mundial).
Solamente para el próximo año se alcanzará una cifra de 2.6 billones de miopes y 399 millones con alta miopía a nivel mundial.
La incidencia de la miopía también ha tenido un crecimiento importante y esto implica que hoy en día en varios países principalmente asiáticos, este error refractivo se ha convertido en un problema de salud pública, por ejemplo, en China, Singapur y Taiwán la incidencia es de aproximadamente el 84% en niños.
Viendo la situación en América latina no se tienen cifras reales y confiables, sin embargo, observando el panorama de manera general y aplicando más o menos los porcentajes globales en nuestra región, pues obviamente nuestras cifras también son alarmantes.


¿Números y números…serán solo eso? Si tenemos conciencia de esta realidad, debemos, como profesionales de la salud visual, cuestionarnos acerca de qué vamos a hacer desde ahora, qué acciones vamos a tomar y qué estrategias vamos a implementar para intentar, por lo menos, disminuir la cantidad de miopes en los próximos años. Pero, además, ¿Será solo reducir la población con miopía? Por supuesto muy importante, pero probablemente sea aún más importante reducir la cantidad de miopía que se presenta y que crece en cada paciente, es decir, evitar al máximo que nuestros pacientes lleguen a desarrollar miopías mayores a -5.00 D.

Los miopes altos implican un mayor riesgo ya que van a tener mayor probabilidad de desarrollar patologías oculares severas que podrían llegar a causar pérdida total de la visión. Catarata, glaucoma, desprendimiento de retina, maculopatías, son algunas de las consecuencias que se pueden presentar en los pacientes con miopías mayores a -5.00 D. Por ejemplo, un paciente con -5.00 D tiene 41 veces mayor riesgo de tener una maculopatía miópica y el de -8.00 D es 126 veces mayor el riesgo comparados con un paciente emétrope.
La evidencia clínica y las estadísticas no nos engañan. En este momento
debemos de tener o por lo menos empezar a desarrollar e implementar estrategias para contrarrestar esta epidemia.

Debemos crear conciencia en padres de familia, maestros y profesiones de la salud acerca del peligroso crecimiento de la población miope, detectarla a muy temprana edad y tomar las medidas pertinentes.

Open chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte ?