María José Guerrero Bloise
Estudiante Universidad Santo Tomás, Bucaramanga

Desviación ocular primaria a partir del desarrollo cerebral

El estrabismo es una alteración de la visión binocular que se produce cuando hay pérdida del paralelismo de los ojos, generalmente se describe como un trastorno en el funcionamiento de los músculos extraoculares (MEO), sin embargo, no en todos los casos se debe a esto, puesto que puede estar relacionado con una alteración a nivel neurológico.

La causa del estrabismo puede ser multifactorial y se pueden producir desviaciones ya sean horizontales o verticales e incluso ambas, que puede afectar tanto a niños como adultos.

El estrabismo se ha considerado como una de las causas principales de ambliopía en niños, afectando hasta el 3% de la población a nivel mundial.

Cuando se habla de neuroestrabismo, se hace referencia al estudio de los daños corticales causados por estrabismos esenciales, es decir, el enfoque de la desviación ocular primaria a partir del desarrollo cerebral. Mediante estudios de neuroimagen, se ha demostrado que el asiento primario del origen del estrabismo congénito, es un daño temprano a la sustancia blanca de la corteza cerebral. La creatinina es un metabolito que se encarga de la energía, esta se encuentra dentro de los axones de la sustancia blanca, por lo tanto, cuando el metabolito disminuye se produce en la mayoría de los casos daño neuronal enfocado en la disminución de la sustancia blanca y, así mismo, el aumento refiere a enfermedad neuronal. Algunos estudios han demostrado que las alteraciones corticales producen movimientos patológicos ya que la corteza cerebral participa en los movimientos finos, suaves y variables a nivel visual.

La alteración en el desarrollo de los circuitos de interconexión cortical y corticosubcortical produce movimientos disociados en el estrabismo congénito (EC); así mismo, al hablar de “inmadurez neuronal” se hace referencia a la dificultad para alcanzar el desarrollo completo del sistema nervioso central (SNC).

Entonces un bebé puede tener inmadurez neuronal, causada por hipoxia, prematuridad e incluso isquemia y esto puede alterar así la sustancia blanca cortical y manifestarse en un estrabismo congénito. Para entender mejor los daños implicados en el proceso visual se debe tener en cuenta que la vía visual primaria comienza en la retina, en donde los fotorreceptores mejor conocidos como conos y bastones reciben los impulsos luminosos que luego se dirigen al cuerpo geniculado lateral, específicamente en las vías parvocelulares, magnocelulares y finalmente se dirigen a los circuitos neuronales en las áreas V1 y V5 para que la imagen sea interpretada de manera adecuada.

Cuando se produce un estrabismo congénito, la ambliopía será la consecuencia si no es tratado a tiempo, ya que el ojo desviado no recibe las imágenes del exterior correctamente porque la luz llega a un punto diferente a la fóvea; el ojo dominante “ojo sano” recibe la imagen de manera adecuada y las células encargadas de enviar los impulsos nerviosos al cerebro lo hace de manera idónea, pero en el momento de fusionar ambas imágenes hay diferentes percepciones, por lo tanto el cerebro se encarga de elegir ver por el ojo que le proporcione una mejor imagen, produciéndose así la supresión del ojo afectado por el estrabismo congénito.

Por consiguiente, al no ser tratada en el momento justo puede ocasionar que el cerebro no se desarrolle de manera adecuada a nivel visual y la interpretación de imágenes no se dé causando un neurodesarrollo visual deficiente, posiblemente, sin marcha atrás.

CONCLUSIÓN

Es clave que se haga una atención temprana para hacer un oportuno y adecuado diagnóstico, principalmente en los más pequeños que permitirá una mejor opción de tratamiento según la edad del paciente, siempre y cuando su periodo de plasticidad no haya terminado y así lograr un correcto neurodesarrollo de las vías de la corteza visual y la actividad neuronal.

REFERENCIAS

1) Gallegos-Duarte, M., & Mendiola-Santibañez, J.D. (2018). Método para medir la inmadurez neuronal en el estrabismo congénito.

2) Gallegos-Duarte, M. (2005). Estigma y origen de la endotropia congénita.

3) Merchante Alcantará, M.M (2013). Estrabismo y ambliopía.pdf

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