Recibo en consulta unos padres preocupados por la visión de su hijo: “Doctor, mi hijo no ve bien y ¡creemos que su problema cada día empeora! ¿Qué podemos hacer?”

Quienes vivimos el día a día de la consulta clínica lo escuchamos con frecuencia. Los profesionales de la salud visual actualmente nos enfrentamos a un nuevo reto: La miopía, no porque este sea nuevo realmente, sino por el peligroso incremento que este padecimiento ha tenido en los últimos años, ¿pero en dónde está el reto? en la forma como ahora abordamos el problema, por tanto, hay que empezar por cambiar el enfoque y la definición de miopía como la conocemos.

Hoy ya se debate acerca de si la miopía debe ser considerada como enfermedad. Nuevos estudios clínicos y estadísticas indican que una miopía alta se considera a partir de 5.00 D en adelante, porque es donde se evidencia una alta incidencia de condiciones patológicas que van en detrimento de la salud visual del paciente.

El rápido y peligroso crecimiento en la incidencia de la miopía en el mundo es lo que debemos poner atención. Para el año 2050 la mitad de la población mundial será miope de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y Brien Holden Vision Institute. Así mismo se calcula que 10% de la población tendrá alta miopía.

Esto nos da una gran oportunidad también de revalorar nuestra profesión. Nuestros conocimientos y habilidades clínicas nos permitirán manejar la miopía con altos estándares profesionales.

Evaluemos y analicemos hoy cómo estamos manejando a nuestros pacientes con miopía, poniendo especial atención en los niños y adolescentes porque en estas etapas de la vida es donde podemos intervenir de manera activa y lograr reducir la progresión, evitando una alta miopía y por ende el riesgo de patologías asociadas a este padecimiento.

Afortunadamente la ciencia avanza y nos da herramientas para poder combatir este problema de manera eficaz y segura.

No hay un acuerdo unánime de la causa exacta ni del mejor tratamiento, pero si tenemos varias opciones dentro de las cuales las más eficaces son ortoqueratología, lentes multifocales, atropina de baja dosis y/o lentes bifocales ejecutivos.

Los dejo con esta reflexión: miopía en niños… ¿simplemente damos una corrección o llevamos a cabo un tratamiento apropiado para contener su progresión?

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